Don Isaías muere en la soledad; sus hijastras, por quienes siempre vio, lo abandonaron
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Veracruz, Veracruz | 06 de Noviembre de 2025 | Grupo GHOAM
En la oscuridad de la desolada calle del circuito Palmas del Coyol, al poniente de esta ciudad, el grito es ensordecedor: ¡Tengo hambre! ¡Tengo hambreee!! Don Isaías Cortés Jiménez languidece en pleno abandono, ciego, sin piernas y sin que ninguna autoridad quiera rescatarlo.
De 57 años, “Don Isaías”, como lo conoce la gente en esta unidad habitacional, terminó muy temprano su vida laboral como trabajador de TAMSA, cuando los constantes recortes internos terminaron con su fuente de empleo.
Casado con la ya finada Maricela de León Moreno, se dedicaron a lavar ropa para poder subsistir y de eso Don Isaías levantó a sus tres hijastros, Alexis, Tania y Evelyn, de los cuales Don Isaías se encargó a muy temprana edad.
Los vecinos recuerdan que todos los días veían salir a Don Isaías del domicilio de Natali 411 entre Sauce y circuito Las palmas del Coyol, llevando al colegio a dos pequeñas niñas que le decían “papá”.
En el camino Don Isaías saludaba amable a todo mundo y después de dejar a las niñas en la puerta de la escuela, todavía se quedaba un rato platicando con los vecinos sobre problemas de su entorno para poder ayudar, pero jamás se quejó.
La diabetes, la falta de cuidado y sin estar afiliado a ninguna institución de salud pública, muy pronto comenzaron a aparecer los signos de que su cuerpo ya presentaba un deterioro muy avanzado, pero siguió con sus actividades hasta que sus hijastras crecieron.
En 2023,su esposa, Maricela León acudió al IMSS acompañada de una vecina por un fuerte dolor de oído, ingresó al servicio médico y de manera extraña no volvió a salir con vida, a la acompañante solo salieron a notificarle que le sobrevino la muerte sin más explicaciones, dejando un profundo vacío en la vida de Don Isaías, pero las niñas siguieron siendo su prioridad.
Hasta hace un mes, ya sin piernas y totalmente invidente, las hijastras que siempre adoró decidieron abandonarlo, llevándose las pocas pertenencias de valor de la casa que fue su hogar, dejando solo al hombre que vió por ellas y las levantó.
La falta de liquidez lo dejó sin electricidad y sin agua potable, porque eso si, el Grupo Más llegó puntual al corte del vital líquido
Lo cierto es que Isaías se quedó solo en el mundo. Sus únicas compañeras son un grupo de ratas y otras especies que le hacen compañía, enmedio de abundante basura y olor nauseabundo.
De hecho, sobrevive de lo poco que sus vecinos le hacen llegar por la ventana.La maleza, la basura, los desechos orgánicos y la falta de asepsia mantienen a Don Isaías semidesnudo, con llagas en el cuerpo, sin agua para beber y colgado de la ventana del primer piso de su casa del Infonavit.
Desde ahí, por entre los barrotes de las protecciones, con los brazos colgados hacia fuera, grita con las pocas fuerzas que le quedan: ¡Tengo hambreee!
Es por eso que el reloj del tiempo avanza en su contra y el hombre que se desbordó por atender a los demás, muera en la más miserable soledad.














